Inteligencia Emocional

La inteligencia emocional es un área de estudio relativamente nueva que se enfoca en la habilidad de las personas para sentir, reconocer, comunicar y entender sus propias emociones. Por ejemplo una persona que posee inteligencia emocional reconoce cuándo siente ira y sabe que es mejor esperar a encontrarse calmado para poder comunicarse.

Una persona emocionalmente inteligente reconoce que esta estresado por el trabajo y toma las medidas convenientes, como pedir que lo ayuden o hacer una pausa en sus labores y distraerse un momento.

Todos tenemos un cierto grado de inteligencia emocional, no es una cuestión de tenerla o no. De alguna manera ciertas personas tienen un alto grado de inteligencia emocional, mientras que otras (la gran mayoría) pueden darse cuenta que al menos en algunos momentos, las emociones pueden ser abrumadoras, pueden ocasionar que actúen o hablen de manera contraproducente, que sientan culpa, interfieran con la comunicación en las relaciones (sociales, laborales, familiares o de pareja), u ocasionar dificultades o problemas.

La inteligencia emocional puede mejorar de nivel, un terapeuta apropiado puede servir de gran ayuda para volvernos hábiles en  reconocer, entender y lidiar con nuestras emociones y reacciones de manera productiva.

No existe un diagnóstico asociado a la falta de inteligencia emocional, aunque ciertos trastornos como la ansiedad, depresión y desordenes de personalidad, pueden estar asociados a una necesidad de mejora de la inteligencia emocional.

Algunas personas que batallan constantemente con su nivel de inteligencia emocional acuden a terapia por una razón diferente como la depresión o la ansiedad social por ejemplo. En estos casos la relación terapeuta / paciente debe ser más didáctica.

El terapeuta debe enseñarle al paciente que habilidades sociales le hacen falta o necesita. Cómo aprender a: escoger el momento adecuado para comunicarse, el discurso que debe utilizar, estudiar su lenguaje corporal, sentir empatía por las emociones de otros,  escuchar y entender lo que su interlocutor trata de comunicarle,  medir cuidadosamente sus reacciones. De la misma manera estudiar estos aspectos en otras personas y obtener la retroalimentación que necesita.

El terapeuta puede identificar la manera problemática en que el paciente maneja sus emociones y proveer entrenamiento práctico y adecuado, diseñado para que el paciente sea más consciente de sus emociones y que su conducta sea el resultado de un análisis previo (no el resultado de un impulso incontrolable).

El objetivo a tener en cuenta es que las emociones que sienta el paciente puedan ser identificadas y calibradas en su real dimensión,  que puedan ser comunicadas de tal manera que no sean mal interpretadas y que la conducta que estas emociones produzcan sean beneficiosas y satisfactorias.

Ronny Schmatz Wolff

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