Conflicto crónico: generador de tensión en la relación de pareja.
La tensión se puede instalar en la relación de pareja cuando circunstancias estresantes afectan a la pareja como un todo o incluso si afectan a uno solo de sus miembros. Una enfermedad crónica en uno de Uds., por ejemplo, puede tener un impacto negativo en el bienestar de ambos. A muchas parejas les cuesta un gran esfuerzo mantener una comunicación efectiva, o pueden tener diferencias en cuanto a opiniones políticas, la crianza de los hijos o distintas expectativas. Factores tremendamente estresantes son: la infidelidad, enfermedades terminales o desórdenes mentales que se presenten en uno de los miembros de la pareja.
Los temas de preocupación más comunes en las parejas son: dificultades financieras, mala comunicación, conflictos con la rutina, distanciamiento emocional, problemas de intimidad entre otros. Estas preocupaciones, cuando son tratadas y no son debidamente resueltas, se convierten en un recurrente tema estresante que provoca una gran tensión en la pareja.
El resentimiento, la indiferencia, el sarcasmo y un aumento en la frecuencia de las discusiones, pueden ser un indicador de la tensión existente en la pareja.
El conflicto crónico (tensión) en la relación de pareja puede contribuir a crear problemas de salud mental como depresión o ansiedad en uno o ambas miembros de la pareja. También puede afectar la autoestima o provocar enfermedades físicas, puede ser que provoque sentimientos de culpa, vergüenza o ira. Algunas veces comportamientos adictivos, como el abuso de sustancias, puede que sean empleados a manera de buscar evitar enfrentar el conflicto crónico.
Este mismo conflicto crónico puede afectar a otros miembros de la familia como los hijos que son testigos y sienten la tensión permanente de sus padres.
Si las parejas acuden a terapia cuando el conflicto crónico afecta su habilidad para desenvolverse en la sociedad a cualquier nivel, como el laboral por ejemplo, o cuando se sienten inseguros de continuar con la relación, tienen la expectativa que el terapeuta puede ayudar de alguna manera, muchas veces no tienen idea cómo o de qué manera puede ser de ayuda.
Algunas parejas pueden desear mejorar sus habilidades comunicativas, mejorar su vida intima o aprender a navegar por los cambios que se presentan en la relación. Otros pueden tener la idea que el terapeuta es un árbitro para sus conflictos o que se identifique con uno de los miembros de la pareja y declare quién tiene la razón.
El terapeuta que atienda a una pareja no toma la posición de uno de los miembros como suya o recomienda que termine la relación. Lo más probable es que permita que la terapia discurra naturalmente sin proponerse un objetivo predeterminado de “salvar” la relación. La labor del terapeuta es ayudar a que la pareja determine por ella misma cuales son los conflictos y propone métodos e ideas que apunten hacia una manera conveniente de resolverlos. Promueve que cada uno de los miembros de la pareja pueda comunicar sus metas, ideas y sentimientos de manera efectiva y a escuchar atentamente y con empatía lo que el otro trata de comunicar.
Como consecuencia la tensión que el conflicto crónico promueve en la pareja va air reduciendo su impacto, y si ambos miembros están comprometidos en mejorar su relación de pareja, puede llegar a distenderse por completo.
Ronny Schmatz Wolff
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