Comportamiento Pasivo/Agresivo

Frustrante. Confuso. Perjudicial para la relación de pareja. Efectivo. El comportamiento pasivo/agresivo es todas estas cosas y más. Es una máscara deliberada para expresar sentimientos ocultos de ira que se presentan tanto en hombres como en mujeres, en las culturas civilizadas y en todos los estratos económicos. ¿Por qué este comportamiento disfuncional está tan extendido?

La ira es una emoción normal y natural. De hecho es una de las más básicas de las emociones. Aún así muchos de nosotros desde una edad muy temprana somos bombardeados con mensajes que indican que la ira es "mala". Durante un período de nuestro desarrollo emocional, cuando somos más susceptibles a la presión social que podemos sentir por parte de nuestros padres, maestros, tutores, etc., aprendemos que debemos ser “buenos” y reprimir expresiones legítimas de nuestras emociones “malas” (como la ira).

Cuando las personas aprenden que no pueden expresar su ira abierta, honesta y directa en sus relaciones interpersonales, la ira simplemente no desaparece. Muchos de nosotros aprendemos a expresarla de manera alternativa, disimulada y socialmente aceptada, generalmente a través del comportamiento pasivo/agresivo.

En la época actual las habilidades sociales que las personas adquieren provienen de la educación formal que reciben. Ahora estudios demuestran que la instrucción es particularmente “débil” en aéreas como la asertividad, el manejo de emociones, y la construcción de relaciones interpersonales sólidas. Estas habilidades sociales deberían ser tan “fuertes” como la destreza en las matemáticas o la comprensión de lectura, por poner un ejemplo.

Los jóvenes no nacen con la habilidad de comunicar sus emociones de manera directa y honesta, la asertividad es una habilidad que debe ser enseñada, practicada y dominada. Por otro lado comportamientos pasivos/agresivos como la dilación, el disimulo, el retraimiento emocional, la comunicación indirecta, entre otros, son la marca de la inmadurez emocional.

Muchas veces el comportamiento pasivo/agresivo es racionalizado. Si por ejemplo una madre le llama la atención a su hija por el desorden de su habitación, puede contestar “en este momento lo hago”, si pasa un momento y la madre le vuelve a llamar la atención, puede contestar algo como: “Quien te entiende, me dices que siempre haga las tareas apenas llegue del colegio, ¿No te das cuenta que estoy haciendo tareas? Cuando termine ordenaré la habitación”

La venganza es dulce. El comportamiento pasivo/agresivo involucra maneras de vengarse, manejadas de tal manera, que la otra persona no se de cuenta de la ira subyacente. Si por ejemplo te sientes desvalorizado y sobrecargado de trabajo, tienes que entregar un informe importante para una reunión, avisas que estas enfermo y vas a faltar dos días consecutivos, tu jefe no puede hacer bien el reporte y por lo tanto la reunión se refleja en él como un fracaso. Te vengaste: ¿No? Aquí el manejo más importante es que tu comportamiento pasivo/agresivo pase desapercibido, inclusive puedes conseguir recetas y facturas de productos farmacéuticos para demostrar que estabas enfermo. ¿Quién puede culparte de nada?

El comportamiento pasivo/agresivo es usado a veces por conveniencia, puede que no seas una persona pasiva/agresiva, pero en determinadas circunstancias te conviene actuar como tal. Puede ser que sea el fin de semana y tengas que hacer algún arreglo sin importancia en casa, si no tienes ganas, utilizaras la dilación: “mas tarde” o “mejor el lunes”, en vez de comunicar asertivamente que estás cansado y necesitas relajarte el fin de semana.

Es también una herramienta poderosa. Al negar sentimientos de ira, no comunicarse directamente, asumir el papel de víctima y sabotear los objetivos de otros, las personas pasivas/agresivas provocan un sube y baja emocional en las personas con las que interactúan. A través de la ineficiencia intencional, la dilación, permitir que los conflictos aumenten de intensidad, y vengarse desapercibidamente, las personas pasivas/agresivas provocan una explosión de ira en otras personas. Esta habilidad para controlar la respuesta emocional de otra persona hace que la persona pasiva/agresiva se sienta poderosa. Se convierte en el titiritero que maneja los hilos de las emociones de los demás. 

Ronny Shmatz Wolff

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