Ser honesto no significa ser ofensivo.

Conoces personas que se vanaglorian de ser honestos y directos, sin embargo después de interactuar con ellos te sientes mal con respecto a ti mismo? Quizás estas personas critican, culpan a otros  y producen vergüenza con sus actitudes, pero no tienen idea del daño que ocasionan en otros. Declaran orgullosamente “Lo diré tal cual”, “Quieres que sea honesto” “Digo exactamente lo que pienso”

Es difícil responder ante estas afirmaciones de autenticidad, aunque sientes que algo está faltando. Puedes pensar: “Bueno sí, quiero que seas honesto, pero tus palabras y tono de voz son hirientes.”

Existe una gran diferencia entre ser autentico y ser ofensivo. La verdadera autenticidad no se trata de decirle a otra persona lo que nos parece que está mal, no se trata de juzgar, culpar o avergonzar a otros bajo la bandera de la honestidad. Este tipo de declaraciones son un escape de la autenticidad y una barrera ante la vulnerabilidad.

Autenticidad es lo que experimentamos por dentro, no nuestra opinión acerca de la otra persona. Revelar o comunicar lo que realmente sentimos implica hacernos vulnerables, es exponer algún asunto muy sensible de nosotros mismos. Puede ser que estemos sintiendo tristeza, dolor o miedo. Revelar o compartir estos sentimientos requiere fortaleza. Atacar a las personas es la manera común de comunicarnos si nos sentimos amenazados o dolidos. Para protegernos de una mayor vulnerabilidad levantamos nuestras defensas y no permitimos a las personas establecer una comunicación más cercana e íntima.

Las personas que son rápidas para ofender a otros no necesariamente lo hacen maliciosamente, no son conscientes que otros están proyectando lo que sienten ellos mismos en su propia emocionalidad (dolor, desesperanza, vergüenza o miedo), para que los demás no se den cuenta de lo que realmente sienten reaccionan con ira, acusaciones o críticas.

Si solo se tomaran un tiempo para hacer una introspección y descubrir lo que existe detrás de estas actitudes, podrían encontrar algo realmente autentico justo bajo la superficie. Puede ser que encuentren inseguridad, temor o dolor, por ejemplo. Estas emociones tienen que ser exploradas y analizadas en su real magnitud para poder tener una adecuada actitud emocional.

Después de todo, nuestras emociones son lo que realmente nos hacen humanos y son un poderoso mecanismo para establecer vínculos con nuestro entorno familiar, laboral y social.

Para ser honestos sin ser ofensivos tenemos que estudiar nuestra propias emociones y actitudes, escoger cuidadosamente nuestras palabras y lenguaje corporal, estar en contacto con nuestras propias emociones para poder sentir empatía por las personas con las que nos comunicamos.

Ronny Schmatz Wolff

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