El pasado y las emociones negativas.
Muchas veces a lo largo de nuestra vida podemos sentir emociones negativas que parecen salirse de control o sentimos que el impacto emocional que tienen es desmesurado y nos encontramos ante un estado de permanente conflicto con nosotros mismos, es decir, no tenemos tranquilidad y no existe una explicación para este desborde de emociones negativas.
La respuesta puede estar en nuestro pasado.
Por ejemplo ante un informe que tiene que ser entregado en un plazo determinado comenzamos a acumular angustia y ansiedad, aunque el plazo esté todavía lejano y estemos avanzando poco a poco este informe de manera que no tengamos problemas. La pregunta es: ¿Alguna vez sentimos esta angustia anteriormente? Puede ser que en algún momento de nuestro pasado sentíamos lo mismo al momento de preparar las tareas escolares o estudiar para rendir un examen si lo hacíamos a último momento y tuvimos el patrón de conducta de la dilación.
Aunque no tengamos este patrón de conducta de la dilación, a nivel emocional, no racional, conectamos con este estado de ansiedad y entramos en él casi de manera automática, como si fuera una respuesta emocional predeterminada.
Es necesario cuestionar esta especie de respuestas emocionales automáticas, tratar de ser un espectador (no crítico) ante esta obra que se presenta y en la cual a la vez somos actores. Al mantenernos como espectadores imparciales podemos identificar situaciones en las que hemos sentido estas emociones negativas, como la ansiedad por ejemplo, y darnos cuenta que no tiene porqué determinar una respuesta emocional automática.
Para poder hacerlo debemos darnos un tiempo para nosotros mismos, no al calor de la batalla. Encontrar un momento especial en el cual podamos tratar de ser más objetivos, quitarle el tinte emocional a nuestro análisis, determinar si la situación por la que pasamos amerita una emoción negativa de tal o cual magnitud.
Puede ser que en este autoanálisis necesitemos la guía de un interlocutor válido que nos ayude a quitarle el tinte emocional a nuestra introspección. Si estas emociones negativas son torturantes y afectan nuestra calidad de vida deberíamos contemplar la posibilidad de acudir a terapia.
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Ronny Schmatz Wolff