Autovaloración y felicidad.
Es sorprendente la cantidad de cosas que “necesitamos tener” en nuestras vidas y cuantas otras más deseamos para tener una “elevada autovaloración” de nosotros mismos u obtener esta “autovaloración” de la imagen que otros pueden percibir de nosotros a través de lo que hacemos y poseemos.
Podría pensarse que estamos buscando el sentido de “ser” en “tener”. Nuestra autovaloración no puede depender de “cosas” u opiniones de terceros. Los bienes son efímeros y no estamos aquí para ganar un concurso de popularidad (mientras más aprobación de terceros tenemos más felices somos).
Entonces podríamos decir que: Estamos aquí para sentirnos felices con nosotros mismos. Si estamos felices con nosotros mismos lo que vamos a transmitir a los demás es felicidad.
Estar felices con nosotros mismos pasa por una adecuada autovaloración.
Tendríamos que tomarnos un momento para mirarnos desapasionadamente y averiguar que actitudes y conductas nos hacen sentir bien y cuales nos producen algún tipo de malestar o conflicto. Propongo averiguar en lugar de calificar, simplemente una mirada desde una perspectiva diferente, como si fuéramos espectadores y no críticos.
Al identificar estas actitudes negativas podemos intentar cambiarlas o sustituirlas, muchas veces estas actitudes negativas son producto del hábito y se introducen en nuestro guion (la manera en que nos tomamos las cosas) casi de contrabando.
Una vez identificadas hay que poner manos a la obra, hacer el esfuerzo consciente de cambiar, debemos ser tolerantes con nosotros mismos, permitirnos cierto margen de error, pero seguir en el camino que consideramos más conveniente.
Muchas veces los cambios no producen resultados de inmediato, tenemos que estar atentos ante la frustración que podemos sentir al darnos cuenta que no avanzamos rápidamente. Tomar el reto con entusiasmo, compasión y perseverancia.
Ronny Schmatz Wolff
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