Cocaína
La cocaína es una droga de acción corta que tiene efectos potentes y rápidos sobre el sistema nervioso central, especialmente si se consume por vía intravenosa o cuando es fumada en forma de crack. Produce sus efectos a través de la modificación de la neurotransmisión cerebral, sobre todo por un aumento de la actividad dopaminérgica. Los efectos incluyen euforia, grandiosidad, labilidad emocional, aumento de la comunicación verbal, aumento del deseo sexual, aumento de la confianza en sí mismo, inquietud, anorexia, insomnio e hipomanía. A dosis más altas, aparecen efectos desagradables como hiperactividad, agitación, hipervigilancia, irritabilidad, comportamientos estereotipados y repetitivos, rabia o cólera y deterioro de la capacidad del juicio. Puede haber ideación paranoide, alucinaciones auditivas con conciencia clara y alucinaciones táctiles que el propio usuario reconoce como efecto de la cocaína, así como aparecer una cólera extrema con amenazas o comportamientos agresivos.
En ocasiones, se puede dar confusión con alucinaciones visuales, auditivas y táctiles y delirio paranoide. Los efectos fisiológicos son taquicardia, sudoración, dilatación pupilar, náuseas o vómitos, aumento de la fuerza muscular, discinesias y distonías.
A dosis altas, depresión respiratoria, arritmias cardiacas e infarto de miocardio, confusión, crisis convulsivas, coma y muerte.
El uso crónico de la cocaína produce insomnio, agotamiento general, depresión y letargia, irritabilidad, impotencia, bradicardia, contracciones musculares y temblores.
El consumo de cocaína, también, puede favorecer la aparición o reagudización de trastornos del ánimo, tanto depresión como manía, trastornos de ansiedad o trastornos del sueño en personas predispuestas o que padeciesen estos trastornos antes del consumo, así como darse robos y otros delitos, desnutrición, pérdida de peso, úlceras y hemorragias nasales y deterioro mental persistente que puede llegar a demencia. Se ha descrito un síndrome de abstinencia caracterizado por depresión, deseo vehemente de cocaína, cefaleas, fatiga, falta de concentración e irritabilidad. Se han establecido varias fases, una primera fase o crash que dura entre nueve horas y cuatro días y que se caracteriza inicialmente por agitación, cambios de estado de ánimo, irritabilidad, depresión e ideas de suicidio, anorexia y deseo de consumo, que se sigue de fatiga, depresión e insomnio, y una tercera con agotamiento, hipersomnia e hiperfagia. Se sigue de una segunda fase, llamada de abstinencia, que dura de una a diez semanas y que se caracteriza por anhedonia, anergia, ansiedad y deseo de consumo y una tercera fase de extinción donde no aparecen síntomas.