Abuso de alcohol y otras drogas
Se caracteriza por un patrón desadaptativo de consumo de la sustancia que se manifiesta por la presencia de consecuencias adversas significativas y recurrentes relacionadas con el consumo repetido de las mismas. Así, puede darse el incumplimiento de obligaciones importantes en el área familiar o tener un bajo rendimiento o repetidas ausencias del trabajo por estar la persona intoxicada o recuperándose de los efectos de la intoxicación. Se puede consumir la sustancia repetidamente en situaciones que son físicamente peligrosas como conducir un coche o accionar maquinaria o tener problemas legales recurrentes como arrestos por escándalo o violencia en el contexto de la intoxicación o por conducir bajo los efectos de las drogas, manteniéndose el consumo a pesar de una historia acumulada de problemas asociados. En el caso del abuso de drogas, se sigue manteniendo un control sobre el consumo con capacidad para dejar de consumir.
Cuando esta capacidad se pierde, estamos en presencia de una dependencia. El alcohol, alucinógenos, anfetaminas, cafeína, cannabis, cocaína, fenciclidina, inhalantes, nicotina, opiáceos y sedantes, hipnóticos o ansiolíticos son capaces de producir abuso.
Un concepto aproximado al de abuso, aunque con matizaciones y restricciones importantes, es el de consumo perjudicial, que hace hincapié en las consecuencias que tiene el consumo sobre la salud física o mental. No se debe utilizar este concepto para las situaciones en las que el consumo de drogas haya originado consecuencias sociales adversas. Tampoco se debe hacer este diagnóstico en presencia de un síndrome de dependencia u otros trastornos mentales específicos inducidos por las sustancias.